viernes, 27 de septiembre de 2013

Where are we going?

So, where is going the Catholic Church? What is the job, or the most important ministry of priests in the Catholic Church? What are the intentions of our Holy Father? Surely those are questions we have done at some point in the last days or in recent months at some point on our Christian walk (and if we've done, now is a good time ). Great answers and a lot of topis and ideas can be found in the careful reading of the recent interview that His Holiness Pope Francis gave a few days ago the magazine La Civiltà Cattolica. Unfortunately some media have spread about this interview arbitrary interpretations. It is true that Pope Francis highlighted emphasizing that the Church must be merciful to all, and must strive to heal wounds, but that does not mean we have to accept as good certain practices or conduct contrary to Catholic morality. Specifically, as an example, after this interview, he met in Rome with Catholic gynecologists who encouraged them to respect life in all its phases, reminding them that the culture of life is a real priority specific Church teaching. This Pope is a wonderful man, a man of God! I read the interview again and I think that this is a man who is doing much good for the whole Church and for those who come to the Catholic Church looking for some warmth and comfort. A good friend of mine told me recently that the Holy Spirit is giving great gifts to the Church with the past Popes. It is true! With his words, but much more with his deeds, his attitude and his approach as a father and pastor, Pope Francis is teaching us that the first mission of the Church is to preach to the world that we are already saved. He says it in the interview (which I refer readers of these lines), in a paragraph that is heartwarming and endearing: "The Church has sometimes been left wrapped in small things, small precepts. When the most important thing is the first announcement: 'Jesus has saved you'. And the ministers of the Church should be, above all, ministers of mercy" We are all so in need of it! My brothers ans sisters in Christ: it is important not to lose sight never the essence of the Gospel message: God so loved the world that he gave his only Son, that whoever believes in him shall not perish but have eternal life! ■ Fr. Agustin, pastor. 

"Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos"

Hacia dónde va la Iglesia Católica? ¿Cuál es el trabajo o el ministerio más importante los sacerdotes dentro de la Iglesia? ¿Qué intenciones tiene el Santo Padre en su corazón? Con toda seguridad son preguntas que nos hemos hecho en algún momento en los últimos días o en los últimos meses en alguna parte importante de nuestro caminar cristiano (y si no nos las hemos hecho, hoy es un buen momento). Estupendas respuestas y una gran cantidad de temas y de ideas podemos encontrar en la lectura pausada de la reciente entrevista que Su Santidad el Papa Francisco concedió hace pocos días a la revista La Civiltà Cattolica. Desafortunadamente en algunos medios informativos se han difundido interpretaciones arbitrarias sobre esta entrevista. De un texto que ocupa cerca de treinta páginas se han entresacado sólo unas líneas para querer distorsionar el verdadero sentir del Santo Padre, que no difiere, por mucho que les pese a quienes tratan de confundir a la opinión pública, de lo que la doctrina de la Iglesia establece como normas de conducta moral. Sí es verdad que el Papa Francisco hace hincapié en resaltar que la Iglesia ha de ser misericordiosa con todos y ha de esforzarse en curar heridas, pero eso no significa que haya de aceptar como buenas ciertas prácticas o conductas contrarias a la moral católica. Concretamente, y como ejemplo, después de esta entrevista, tuvo un encuentro con ginecólogos católicos en el que les animó a respetar la vida en todas sus fases, recordándoles que la cultura de la vida es una verdadera y específica prioridad del magisterio de la Iglesia. Este Papa es un hombre maravilloso, un hombre de Dios. Leo la entrevista una vez más y pienso que estamos ante un hombre que le está haciendo mucho bien a la Iglesia y los que se acercan a la Iglesia buscando algún calor y consuelo. Me decía un amigo hace unos días que el Espíritu Santo se está luciendo con los últimos Papas. Es verdad. Él tiene razón. Con sus palabras, pero mucho más con sus obras, su actitud y su cercanía de padre y pastor, el Papa Francisco nos está enseñando que la primera misión de la Iglesia es predicar al mundo que ya estamos salvados. Lo dice en la entrevista (a la que remito a los lectores de éstas líneas[1]), en un párrafo que resulta conmovedor y entrañable: «La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: ‘¡Jesucristo te ha salvado!’. Y los ministros de la Iglesia deben ser, ante todo, ministros de misericordia».  Eso: ministros de la misericordia ¡todos estamos tan necesitados de ella! Desde luego siempre habrá quien se deje envolver por pequeñeces, pequeños preceptos absurdos o cumplimientos puntillosos. Es importante que no perdamos de vista nunca lo esencial del anuncio evangélico y que nos apoyemos en él para seguir caminando ésta vida que Dios nos ha dado: amó tanto Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna[2] p. Agustín, párroco.  

sábado, 21 de septiembre de 2013

Is the Mass something really boring? (IV)


Ability to make ourselves important questions. This is the point. Children when they are small often ask quaint and charming questions even during Mass.  “Daddy, why does Jesus look so sad on the cross?” “Mommy why is the priest wearing that long dress (alb)?”  “Why is there smoke coming out of that silver chain thingy (incense)?” It is when they have learned all about what their eyes, ears, nose, and other senses can tell them that they then grow bored with Mass. Well, the same can be said of us adults. When we have heard most of the bible stories, know most of the responses, know when we sit and when we stand, have heard most of Father’s homilies we become bored. Yes: bored! If we were raised Catholic then this period of time might even come when we are still adolescents. We know what Mass is all about, and sadly we become bored with it. We then usually fall into one of two mindsets. We go to Mass because it is the right thing to do, or we stop going to Mass. So what is the solution? If we are going to Mass thinking that we know what the Mass is all about, and we just have to go because we are supposed to, then, to use an old phrase, we have “missed the boat.”  Just like the child who gave up on math because he had mastered addition and subtraction, we have in a very real sense given up on Mass. The Mass is meant to be a time whereby we grow in our relationship with the Lord. My brother, my sister: being bored is neutral; being bored is about not receiving what we want.  We want something new when we are bored. When we enter into the adulthood of our faith, we realize that going to Mass is not just about sitting passively listening to the readings and gospel, and then receiving Holy Communion. When we enter into a true adult faith we realize that going to Mass is about engaging with God himself! Let us think about this idea over and over! This Sunday is a good time to think about something serious: Do I hold a conversation with You, Jesus when I come to church? Do you talk to me and I hear You, or You talk to me and I do like I do not hear You? Open my ears Lord and touch my heart! May I fall in love with You more and more, like your Mother did, like the apostles who followed You until they gave their whole life for You! Fr Agustin, pastor. 

¡Felicidades, Beto y Ana!



Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.

Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel
Joaquin Sabina 




Continuación del amor conyugal


En la labor de la educación, cuando los padres niegan a sus hijos algún deseo, es fácil que éstos pregunten por qué: por qué no pueden seguir la moda, o comer algo que no les gusta, o qué les impide pasar horas navegando por Internet. La respuesta que viene espontánea puede ser, simplemente, “porque no nos podemos permitir ese gasto” o “porque debes terminar tu tarea”. Así, poco a poco la educación va formando a los hijos para hacerse dueños de sí mismos, ayuda a alcanzar el equilibrio en el uso de los bienes materiales, sin embargo es bueno que siempre haya una conversación y dar alguna razón que intente convencer. La educación de los hijos es proyección y continuación del amor conyugal, por eso el hogar es el ambiente adecuado para la educación humana y cristiana de los hijos. Para éstos, la primera escuela es el amor que se tienen sus padres. A través de su ejemplo reciben, desde pequeños, una auténtica capacitación para el amor verdadero. Por eso, un buen consejo para los papás es éste: reconquisten cada día su amor, porque es la fuente de energía, lo que realmente da unidad a toda la familia. Si hay amor entre los padres, el ambiente que respirarán los hijos será de entrega, de generosidad. El clima del hogar lo ponen los esposos con el cariño con que se tratan: palabras, gestos y mil detalles de amor sacrificado. La caridad lo llenará así todo, y llevará a compartir las alegrías y los posibles sinsabores; a saber sonreír, olvidándose de las propias preocupaciones para atender a los demás: a escuchar al otros cónyuge, o a los hijos, mostrándoles que de verdad se les quiere y comprende; a pasar por alto menudos roces sin importancia que el egoísmo podría convertir en montañas; a poner un gran amor en los pequeños servicios de cada día, en las cosas pequeñas que un corazón enamorado sabe ver como grandes y que, desde luego, tienen una enorme repercusión en la formación de los hijos, aun los más pequeños. Los dos esposos han de estar implicados en la construcción del hogar, sin caer en la idea equivocada de que el trabajo fundamental del hombre es ganar dinero, dejando en manos de la mujer las labores de la casa y la educación de los hijos. No. Ambos deben ayudar en todo, como un equipo. Hoy, a María y José, que vieron crecer a Jesús en sabiduría, en edad y en gracia, confiamos la misión de los padres, cooperadores de Dios en la maravillosa tarea de la educación de los hijos P. Agustín, párroco. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

So, Father, what´s next?


 
And then what follows after our great Spaghetti Dinner event? What to do in our parish community? These are good questions. The event was a good activity, there were many people who gave us their time and effort and I, the pastor, I am SO grateful. In the conversation of those days with some parishioner pop-up another important question: should one person (or family) must be registered in the parish to be formally part the community? What gives a person or a family a membership in a parish? Is it the registration form? No! Belonging to a parish comes to us by the sacrament of Baptism. Through Baptism we are members of the Catholic Church and part of the Mystical Body of Christ. The registration form is, let us say, a purely administrative process, a process however that helps a lot the pastor and his staff to know how many people have in the parish as well, to better plan for the future activities at the parish. Being part of a parish goes far beyond a paper or a registration form. Belonging to a comes when there is a communion in faith, piety, prayer, service to others. Belonging to a parish begins to exist when we forgive each other our mistakes and we seek to live in charity and love. Parish Membership begins when we all seek the glory of God and we worship together Jesus Christ, in fewer words: when Jesus Christ himself is the center of parish life! So it is important or not register in the parish? Of course it's important! But we cannot remain “anchored” on paper or in an envelope, not we stay “trapped” in a phone list. Our membership in the parish goes far beyond. In the same way that our baptismal certificate is not what gives us our identity as Catholics, the parish registration does not give us our sense of belonging, is our common faith and beliefs! This weekend, I invite you, my dear brother, my dear sister, to get some examination of conscience. Let us think together how committed we are with our parish, how quick we are to serve others, how much attached we are to material things and how united we are into the spiritual things. At San Francesco di Paola we have very strong bonds that help us to remain united. What are these bonds of unity? Above all, charity "binds everything together in perfect harmony."[1] But the unity of the pilgrim Church is also assured by visible bonds of communion: profession of one faith received from the Apostles; common celebration of divine worship, especially of the sacraments; apostolic succession through the sacrament of Holy Orders, maintaining the fraternal concord of God's family. This is the unit to which we are called. This is what makes us a true parish community! Fr. Agustin, pastor.



[1] Col 3:14.

¿Y qué sigue?

Y entonces ¿qué sigue después del Spagetthi dinner que tuvimos la semana pasada? ¿Qué hay que hacer en nuestra comunidad parroquial? Estas son unas buenas preguntas. El evento fue una buena actividad en la parroquia, muchas personas nos dieron su tiempo y su esfuerzo y yo, el párroco, estoy muy agradecido. En alguna conversación en esos días surgió otra pregunta importante: ¿es necesario estar registrado en la parroquia para formar parte de la comunidad? ¿Qué es lo que da a una persona o a una familia la pertenencia a una parroquia? ¿Es acaso un papel, o una forma de registro lo que nos hace miembros de la comunidad? ¡No! La pertenencia a una parroquia nos la da el sacramento del bautismo. Por el bautismo somos miembros de la Iglesia católica y formamos parte del Cuerpo místico de Cristo. La forma de registro es un trámite, digamos, meramente administrativo, algo le ayuda al párroco a saber cuántas personas tiene en su parroquia para poder planear mejor las actividades de la parroquia. El formar parte de una parroquia va mucho más allá de un papel o de una forma de registro. La pertenencia a una parroquia se da cuando hay una comunión en la fe, en la piedad, en la oración, en el servicio a los demás. La pertenencia a una parroquia empieza a existir cuando unos a otros nos perdonamos los errores y buscamos vivir con caridad y amor. La pertenencia a la parroquia empieza cuando nosotros buscamos la gloria de Dios y lo adoramos en la persona de Jesucristo, cuando, de hecho, Jesucristo mismo es el centro de la vida parroquial Entonces, ¿es importante o no es importante registrarse en la parroquia? ¡Claro que es importante! Pero no nos quedemos anclados en un papel o en un sobre; no nos quedemos atrapados en una lista de teléfonos o en una colaboración económica. La pertenencia a la parroquia va mucho más allá. De la misma forma que nuestro certificado de bautismo no es lo que nos da nuestra identidad como católicos, el registro de la parroquia no nos da nuestro sentido de pertenencia, es el bien común que juntos buscamos lo que nos hace hermanos y hermanas en el Señor. Este fin de semana, yo te invito, querido hermano, querida hermana, al examen de conciencia: Juntos pensemos qué tan comprometidos estamos en la parroquia, qué tanto servicio brindamos a los demás. En menos palabras: qué tan fuerte es nuestro deseo de construir una comunidad parroquial ■ P. Agustín, párroco.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Let us pray!


Last Sunday, Pope Francis invited people of all faiths to join him and the world's Catholics in a day of prayer and fasting on Saturday September 7 to end the bloody three-year internecine conflict in Syria, we accepted the invitation, so at the end of the Holy Mass (around 6.30PM) we will let the Most Blessed Sacrament exposed in the monstrance for a moment; will be a good time of silence, unity and prayer for peace. Join us! ¡Te esperamos! ¡vente con nosotros a orar por la paz en el mundo!


martes, 3 de septiembre de 2013

Pope's heartfelt appeal for peace in Syria

Pope Francis has launched a heartfelt appeal for peace in Syria, expressing his pain and concern regarding the conflict and asking the concerned parties and the international community to embark on the path of negotiation, setting aside partisan interests. On 7 September, in Saint Peter’s Square, here, from 7 p.m. until 12 a.m. the Holy Father with the people will gather in prayer and in a spirit of penance, invoking God’s great gift of peace upon the beloved nation of Syria and upon each situation of conflict and violence around the world. Let us unite our hearts and minds to the hear and mind of Pope Francis, and let us be united to this intention. Together, as a parochial community, let us ask Mary to help us to respond to violence, to conflict and to war, with the power of dialogue, reconciliation and love. She is our mother: may she help us to find peace; all of us are her children! Help us, Mary, to overcome this most difficult moment and to dedicate ourselves each day to building in every situation an authentic culture of encounter and peace. Mary, Queen of Peace, pray for us! Fr. Agustin, pastor. 

Faith and spaghetti! 9.1.2013


The next weekend we will have a major event in our parish, an event that some of our parishioners have organized to raise funds to support our parish community. I am very grateful to them for their dedication and effort; they have put a great effort working very hard! The last days came into my mind very often one of the verses of Psalm 127: Unless it is the LORD who builds the house, the builders' work is pointless. All of that we do for the good of our parish only makes sense if Jesus is at the center of our efforts, if we get for him all honor and glory. My dear brothers and sisters in Christ, I invite you this Sunday, Lord's Day, to reflect into this idea in the silence of our hearts. If Jesus is not the center of our attention, if we do not keep a constant, real, solid conversation with him, nothing that we do makes sense, and gradually we will become not a real parish or a real community but only and sadly a just philanthropic organization that helps others (sometimes) but that does not worship the Lord. It is true that we are a community of sinners, that we all make mistakes that we all have sins (the first to make mistakes is almost always the pastor! And this is because he is human), however how lucky we are: we gather Sunday after Sunday to receive the forgiveness and grace, to receive his body and blood, to grow as brothers and sisters and as a parish community. Our events (the next and the other events that we will have in the future) will be successful if, first, our celebration of the Eucharist is successful, i.e., if we prepare better our mind and body to attend mass, if we pay more attention to the readings, if we sing with more enthusiasm. In fewer words: if we put more love in our liturgy! Let us remember that we are human so we need the liturgy as the bridge that helps us to connect our mind and body with God. So, spaghetti and meatballs are wonderful, and certainly with God’s help we will have a great event, but the best condiment for our dinner will be our love for the Eucharist, our love for the liturgy, our sense of belonging to a parish community, our love for others and our unity. Let's think about this for this weekend and the first days of the next week, so that when our spaghetti dinner came, we can serve it in a magnificent container: the container of our Catholic faith! Fr. Agustin, pastor.

Spaguetti y Fe


Queridos hermanos en el Señor, el próximo fin de semana tendremos un evento importante aquí en la parroquia, un evento que nuestros hermanos de la comunidad italo-americana han organizado para recaudar fondos para sostener nuestra comunidad parroquial. Yo estoy muy agradecido con ellos por la dedicación y el esfuerzo que han puesto en éste evento. Ellos han trabajado muy duro. Al mismo tiempo yo he estado dando vueltas en mi cabeza a una de las frases del salmo 127: si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles. Todo eso que hacemos por el bien de nuestra  parroquia solamente tiene sentido si Jesús está en el centro, si buscamos que sea para él toda la gloria. Mis querido hermanos, yo los invito hoy domingo, día del Señor, a que reflexionemos juntos sobre ésta idea. Si Jesús no es el centro de nuestra atención, si no mantenemos una conversación constante con él, nada de lo que hacemos tiene sentido, y poco a poco nos vamos convirtiendo no en una comunidad parroquial sino en un organismo filantrópico que ayuda a los demás (a veces) pero que no adora al Señor. Nosotros somos una comunidad de pecadores: todos cometemos errores; todos nosotros tenemos pecados (el primero que comete errores es casi siempre el párroco! porque es humano), pero nosotros nos reunimos para recibir el perdón del Señor, para recibir el cuerpo y la sangre, y para crecer como hermanos y hermanas y como comunidad. Nuestros eventos (el próximo y los otros eventos que vengan después) serán exitosos si, primero, nuestra celebración de la Eucaristía es exitosa, es decir, si nosotros  nos preparamos mejor; si nosotros ponemos más atención a las lecturas, si nosotros cantamos con más entusiasmo. En menos palabras: si ponemos más amor en nuestra liturgia. Somos humanos y la liturgia es el puente que nos conecta con Dios y con el cielo. Los espaguetis con una espléndida salsa boloñesa son algo maravilloso, y desde luego nosotros tendremos un gran evento, pero el mejor condimento para ésa cena será nuestro amor por la Eucaristía, nuestro amor por la liturgia, nuestro sentido de pertenencia a una comunidad parroquial, nuestro amor por los demás y nuestra unidad. Vamos a pensar en esto durante éste fin de semana y los primeros días de la próxima, para que nosotros podamos servir en un ambiente de alegría y fraternidad pero sobre todo de comunión y de amistad con el Señor. P. Agustín, párroco.