jueves, 22 de agosto de 2013

¿Corregir con energía?

Queridos hermanos en el Señor, este domingo continuamos hablando del tema de la educación de la libertad, especialmente en la espiritualidad de los hijos. Respetar a los hijos no significa dar por válido todo lo que ellos piensen o hagan. Los papás deben dialogar sobre lo bueno y lo mejor, y muchas veces deberán corregir con energía. El amor de un padre por su hijo desea el bien del hijo, desea que el hijo dé lo mejor de sí, que alcance la felicidad. Una conducta correcta en los hijos suele ser resultado de muchas correcciones, y éstas serán más eficaces si se administran con sentido positivo, poniendo sobre todo de relieve lo que se puede mejorar en el futuro; y deben hacerse con cariño. Por otro lado, los papás deben educar en un clima de confianza. La confianza nos mueve a obrar; nos paraliza, en cambio, sentir que desconfían de nosotros. Confiar significa tener fe, dar crédito a alguien. La confianza que se da al otro suele provocar un doble efecto: de manera inmediata, un sentimiento de gratitud, porque se sabe beneficiado por un don; y además la confianza favorece el sentido de responsabilidad. Quien me pide algo importante espera que yo se lo dé, porque ya confía en que puedo dárselo: tiene de mí un concepto elevado. Si esa persona se fía de mí, me siento movido a satisfacer sus expectativas, a responder de mis actos. Gran parte de lo que pueden hacer los papás depende de cuánto han sabido suscitar esta actitud en sus hijos; por eso insistimos en que los padres han de ganarse la confianza de sus hijos, dándosela ellos primero. A ciertas edades tempranas, conviene estimular el uso de su libertad; por ejemplo, han de pedirles cosas, y dar explicaciones sobre lo bueno y lo malo. Pero esto carecería de significado si faltara la confianza. La confianza se da, se logra, se genera; no se puede imponer, ni exigir. Los papás se hacen dignos de confianza por su ejemplo de integridad, dando buen ejemplo a los hijos; poco a poco se adquiere  la autoridad moral necesaria para educar la libertad y la espiritualidad, la relación con Dios y con la Iglesia. Este domingo nos podemos pensar cómo mejorar el ambiente de confianza y libertad en la familia y qué estamos haciendo para que la vida espiritual cada vez sea más fuerte en la familia, en cada uno de sus miembros   P. Agustín

No hay comentarios:

Publicar un comentario